MI EMAÚS.
Caminando sin sentido,
llorando con otro mi pesar.
Desierto era el recorrido,
polvo veía al caminar.
La pena nos embarga,
de no ver a Jesús resucitar.
Nuestra fe vio se perdida,
necios fuimos al no escuchar.
¿Que habláis?, ¡nos dijo Cristo!,
ni lo notamos al mirar;
corazón ciego aquel día
de no verlo al caminar.
Ignorando quien sería,
le invitamos a cenar;
tomo el pan y lo bendijo
y algo notamos especial.
Se abrieron nuestros ojos,
le reconocimos,
¡¡¡Era Cristo vivo
cuando nos partió el pan!!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario